01. Red Neuronal por Defecto
Cuando nuestro interruptor social nos indica que es tiempo de salir a relacionarnos con otras personas.
"El hombre es un ser social por naturaleza" Aristóteles (384-322, a. de C.)
Mucho ha avanzado la ciencia desde aquella afirmación que hoy podemos validar y fundamentar con mayor precisión.
Uno de los principales descubrimientos en esa línea sucedió a finales de los 90s, casi de casualidad, mientras un grupo de científicos analizaban la actividad cerebral de individuos que debían realizar actividades específicas.
Actividades que requerían mantener cierto foco de atención y concentración.
Esto evidenciaba, a través de tomógrafos, una correlación la actividad que la persona estaba haciendo y ciertas regiones neuronales específicas a esa acción.
Lo curioso, y posterior descubrimiento, sucedió cuando los científicos observaron que ciertas regiones neuronales se activaban inmediatamente al finalizar esas tareas específicas.
A este fenómeno le pusieron de nombre Red Neuronal por Defecto (RND) —del inglés Default Mode Network— ya que, al estar desconectado de una tarea específica, la actividad cerebral se asemejaba más a una respuesta automática del cerebro en reposo.1
Esta fue la primera semilla que luego llevará a una cantidad de experimentos y descubrimientos que concluirán demostrando la importancia que tiene la RND con nuestra cognición social.
La RND funciona como un interruptor social, está apagada mientras nos enfocamos en alguna tarea específica y se enciende automáticamente en el instante que dejamos de estar concentrados en ella, o nos tomamos un descanso.
En otras palabras, inmediatamente después de finalizar cualquier tarea se activa nuestro interés por socializar y salir a relacionarnos con otras personas.
Básicamente, cuando la RND se enciende —cosa que ocurre en cada momento que iniciamos un descanso en el día— nuestros pensamientos giran alrededor de tres aspectos básicos de la socialización:
sobre nosotros/as mismos/as — cómo estoy, cómo me siento, quién soy, qué quiero
sobre otras personas — cómo está, cómo se siente, quién es, qué quiere
sobre nuestra relación con otras personas — cómo estamos, cómo va la relación, cómo nos hacemos sentir
Dicho en otras palabras, la cognición social —el conjunto de procesos cognitivos y emocionales que nos permiten percibir, procesar e interpretar el mundo social— cobra relevancia cada vez que nuestro cerebro entra en estado de reposo.
Una especie de auditoría nuestra socialización que, como mamíferos, hemos ido desarrollando para no quedar apartados de nuestra comunidad y asegurarnos la supervivencia junto a los nuestros.
No se equivocaba Aristóteles al afirmar que somos seres sociales por naturaleza, y eso que no contaba con ningún dispositivo para medir la actividad cerebral en aquellos tiempos.
Por suerte nuestro cerebro está programado para recordarnos, cada vez que finalizamos una tarea o un trabajo que nos requiere estar enfocados en cuestiones del mundo exterior, la importancia que tiene para los seres humanos la socialización ya que solo con otras personas podremos sobrevivir.
"Nos interesa el mundo social porque estamos construidos para activar la red por defecto durante nuestro tiempo libre." Matthew D. Lieberman
En este punto es donde se pone más desafiante el mundo hiperconectado en el que vivimos, ya que al activarse la RND a nuestro cerebro le da igual cómo satisfacemos nuestra socialización, ya que no mide la calidad de la interacción.
Nuestro cerebro considera que “está socializando” tanto con una mínima interacción digital —como un like o comentario a través de una red social— como con una conversación profunda cara a cara con otra persona —sin dispositivos digitales de por medio.
Como te imaginarás, la calidad de la interacción e impacto en nuestra calidad relacional no será la misma y, como veremos en posteriores publicaciones, podemos comparar nuestra socialización con nuestra alimentación. Podemos saciarnos con comida chatarra o elegir una dieta más equilibrada.
Para ir cerrando, ahora que conoces la RND y la importancia que tiene en nuestro mundo relacional, te propongo un momento de auto-reflexión para que respondas la siguiente pregunta:
Lieberman, M. D. (2013). Social: Why our brains are wired to connect. Crown Publishers.
Me encantó el tema, y sobre todo reflexionar sobre la evolución de nuestras formas de relacionamiento.
Respecto de la encuesta, más que responder una sola opción, me hubiera gustado más que hagamos un ranking personal, dado que nos vamos relacionando en más de una forma y podríamos ampliar los debates con esa forma de colectar opiniones. Gracias!